La Ley 30 de 1992 establece los
lineamientos mínimos para la educación superior, en 1994 la Ley 115
General de Educación define los lineamientos de esta prestación, posteriormente
se crea la Ley 749 de 2002 en la cual se regula la educación superior y la
prestación de servicios mediante ciclos propedéuticos, pasando por las leyes
1188 de 2008 y la 1324 de 2009 donde se trazan los requerimientos para obtener
titulaciones de orden integral, el aprendizaje obligatorio de un segundo idioma
y la práctica profesional, en el 2014 surge la Ley 1740 en la cual se formulan
los procesos de inspección y vigilancia de las Instituciones de Educación
Superior (IES). Posteriormente en el
Plan nacional de desarrollo 2014-2018 se plantea un acuerdo por el Consejo
de Educación Superior (CESU) sobre las acciones propias de la prestación del
servicio educativo con calidad (Calvo, 2018).
Actualmente existen variados enfoques sobre el concepto de calidad educativa. El primero de ellos se refiere a la eficacia. Un programa educativo será considerado de calidad si logra sus metas y objetivos previstos. Otra perspectiva hace referencia a considerar la calidad en términos de relevancia, desde esta óptica los programas educativos de calidad serán aquellos que incluyan contenidos valiosos y útiles: que le apunten de manera pertinente a la formación integral del estudiante, para preparar excelentes profesionales, acordes con las necesidades sociales, o bien que provean de herramientas valiosas para el trabajo o la integración del individuo a la sociedad. De acuerdo a lo mencionado por la UNESCO (2005). La calidad de la educación abarca el acceso, los procesos de enseñanza y aprendizaje, y los resultados en maneras que son influenciadas tanto por el contexto, como por el rango y calidad de los aportes disponibles. Hay que recordar que un ac...
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